También es la estación de año en la que mucha gente aprovecha para irse de vacaciones y en la que nos hinchamos... ¡¡A comer helados!!
Aquí os dejamos un breve cuento del verano:
EL VERANO PARLANCHIN
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El sol estaba todo el día aburrido, sacando sus rayos hacia la superficie de la Tierra, sin hacer nada más, por eso, cuando el verano hablaba con él, se distraía y pasaba un buen rato.
Un día de verano, en la playa, con todos los bañistas disfrutando de un día soleado y sin nubes, cuando el sol estaba sacando sus rayos hacia la arena, el verano empezó a hablar sin parar con el sol, como era habitual.
Pero ese día, una nube, aprovechando que el sol estaba distraído hablando con el verano, se coló por delante del sol, y el cielo empezó a nublarse.
La gente de la playa miró hacia arriba y empezó a marcharse, recogiendo sus sombrillas y toallas. No había sol, y, por tanto, la gente se iba a sus casas.
Para cuando el sol se había dado cuenta, todo el mundo se había ido de la playa. El sol se puso muy triste, y pensó que él no era bueno haciendo su trabajo.
El verano también se dio cuenta y le pidió perdón al sol, y le dijo: “querido sol, nunca más volveré a distraerte tanto mientras estás trabajando. Sé que hablar mucho no es bueno, y a partir de ahora no seré tan parlanchín. Tu trabajo es muy importante y tú lo haces muy bien, ha sido culpa mía, porque no te he respetado“.
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